
La lactancia materna es un proceso de aprendizaje para las madres, los bebés y la familia en su conjunto. Cuando los recién nacidos son puestos por primera vez sobre el pecho, a veces tienen problemas para abrir la boca lo suficiente como para poder prenderse o “pegarse” de una manera cómoda para las madres. Esto refleja el pequeño tamaño de los bebés y los cambios con el tiempo a medida que los bebés crecen. Los bebés también pueden tener problemas para prenderse o “pegarse” si las madres tienen hinchazón mamaria por congestión de los senos u otros factores. Si un bebé amamanta persistentemente sin prenderse cómodamente, se puede lastimar el pezón.
El primer paso es trabajar con tu equipo de cuidado de salud para ayudar a tu bebé y que aprendas cómo puedes lactarlo de manera apropiada, para que no te lastime los pezones.
Deja que tu bebé dirija el proceso
Vigila a tu bebé – cuando se lame los labios, se lleva los dedos a la boca o gira la cabeza de lado a lado, está pensando en comer. Ponte en una posición cómoda y bien apoyada, y coloca a tu bebé cerca de tu pecho. Los bebés que están listos para comer sentirán el pezón en su mejilla, abrirán la boca, voltearán la cabeza y se prenderán o se “pegarán”. Todo lo que tienes que hacer es apoyar su cabeza y sus hombros. Si sientes molestias después de que tu bebé se haya “pegado”, ajusta su posición y la tuya hasta que sea cómoda para ambos. Para despegarlo de tu pecho, pon tu dedo meñique en su boca para detener la succión.
Las lesiones en el pezón
La forma del pezón al final de una sesión de alimentación puede ser una pista útil sobre cómo se prende tu bebé. Si lo hace de manera apropiada, el pezón se extenderá fuera de tu seno y tendrá el mismo color que tiene habitualmente. Si no se está “pegando” de manera adecuada, tus pezones pueden tener una forma o color diferente. Por ejemplo, los pezones se pueden pellizcar de una manera que los aplana o incluso rompe la piel. Cuando se pellizcan, los vasos sanguíneos a veces responden con un espasmo que corta el suministro de sangre. Esto se llama vasoespasmo, y puede causar cambios en el color. Algunas madres notan que sus pezones se vuelven pálidos, púrpuras y/o de color rojo muy brillante. Otras notan dolor agudo y una punzada profunda en el seno. Esta condición se llama vasoespasmo y a menudo comienza cuando el bebé se separa del seno y el pezón se enfría.
Algunas madres que lactan desarrollan grietas en los pezones, con enrojecimiento e irritación. Puedes desarrollar dermatitis irritante, una irritación en los pezones por la boca del bebé, la máquina para extraerte la leche o las cremas, lociones o jabones que te aplicas en los pezones. El tratamiento principal es aplicar un humectante no irritante. La manteca vegetal, como Cisco, es una opción barata que es comestible, así que no te preocupes si queda un poco cuando vas a darle el pecho al bebé. Otras madres encuentran que el aceite de coco es útil.
Si las roturas en la piel son muy dolorosas, o si hay costras amarillas alrededor de las grietas, puede haber una infección bacteriana. Las bacterias que causan esto generalmente provienen de la nariz de tu bebé, por lo que es seguro que siga amamantando. Llama a tu médico y pregunta sobre una receta o prescripción de Mupirocin o Bactroban.
Además Kelly Mom (en inglés) ofrece orientación para curar las lesiones en los pezones, incluyendo:
- Amamantar del lado que no está lastimado (o el menos lastimado) primero. El bebé tenderá a amamantar más suavemente en el segundo lado que le ofrezcas.
- Experimenta con diferentes posiciones para lactar para determinar cuál es más cómoda.
- Si la lactancia materna es demasiado dolorosa, es muy importante extraer la leche del lado lastimado para reducir el riesgo de mastitis y mantener el suministro. Si el bombeo es demasiado doloroso, prueba la extracción con la mano. Lee más en la sección sobre alimentación del bebé.